Salsa pesto




















Con la albahaca, símbolo del amor en Italia y del odio y la pobreza en la antigua Grecia se hace una de mis salsas preferidas, la salsa pesto, aunque se puede usar con carnes u otros platos, el principal uso es para tomarla junto con la pasta.  En los supermercados podemos encontrar distintos tipos de pestos, pero ni punto comparación con los hechos por nosotros en casa.

Esta salsa de origen italiano, toma como base el aceite de oliva, el ajo y la albahaca, luego se le pueden añadir piñones, nueces, pistachos, almendras o distintos tipos de quesos, requesón o incluso otras hierbas como espinacas, según la región donde se prepare.

Para prepararla el ingrediente esencial es la albahaca fresca (olvídate de la seca, vamos ni se te ocurra preparar un pesto con albahaca seca). Aunque las hojas aguanta varios días en el frigorífico si las guardamos en una bolsa de plástico, no siempre es fácil de encontrar cuando nos hace falta, además nada como usarlas recién cogidas de la mata, por eso lo ideal es tener una, bien el huerto si disponemos de uno o en una maceta. Hay distintos tipos de albahaca, tenemos la ornamental de hoja pequeña que se suele usar como insecticida y por su olor y la de hoja ancha, de olor menos fuerte y que se usa para comer. Ambas pueden usarse para realizar la salsa, pero es mucho más aconsejable la de hoja ancha. Si te decides por tener tu propia mata podrás encontrar una fácilmente en cualquier tienda especializada o en cualquier vivero, la puedes comprar a finales de invierno, principio de primavera, entre febrero y mayo y plantarla, con unos cuidados mínimos crecerá fácilmente.

Uno de los ingredientes base para esta receta son los piñones, debido a que son bastante caros, se pueden sustituir por otro fruto seco, como almendras, pistachos o nueces, estas últimas bastante más económicas. Aunque si nos podemos permitir los piñones es lo ideal. Otro ingrediente es el queso rallado que se añade al final, el queso a usar es el Pecorino, que no es fácil de encontrar, yo suelo sustituirlo por queso de oveja curado y da muy buen resultado.

Para esta receta las cantidades son un poco a ojo, así que aunque voy a intentar poner cantidades, tampoco hay que seguirlas muy a rajatabla, al final debe quedarnos una salsa con la consistencia de un yogur o puré un poco aceitosa, por lo que hay que añadir un poco más de uno u otro ingrediente hasta conseguir la consistencia y sabor deseados.

INGREDIENTES:


100g. Albahaca
60g. Piñones o Nueces
60 ml. Aceite de Oliva
Agua
1 Diente de ajo
Sal
70g. Queso de oveja Rallado (si es Pecorino mejor)

PREPARACIÓN:


Empezamos lavando concienzudamente una a una todas las hojas de albahaca, desechando las que no estén verdes, lo ideal es hacerlo en un mortero y con mucha paciencia, pero como yo no suelo tener tiempo ni paciencia, acelero el proceso con la batidora, así que añado las hojas limpias al vaso de la batidora, junto con el aceite, el ajo pelado, los piñones y una pizca de sal y empezamos a batir, como hemos dicho los ingredientes son un poco a ojo, por lo que si vemos que nos queda muy aceitosa añadimos un poco más de piñones, pero si nos queda muy pastosa, podemos añadir un poco más de aceite, pero sin pasarnos, el truco está en añadir un poco de agua para que la batidodora se suelte y haga mejor su trabajo y ya una vez hecha la salsa, al final si se desea mejorar el sabor podemos añadir más aceite. Bien, una vez tengamos emulsionada la salsa, el proceso verás que es muy sencillo, añadimos el queso rallado y con una cucharilla o paleta, ya sin batidora lo mezclamos todo bien y lo servimos, decorando por encima con unos piñones.

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